La vista siempre al frente, la cabeza alta. Nadie te regaló absolutamente nada, porque tampoco has querido nunca que nadie te regalase nada.
Habremos coincidido en toda mi vida unos cinco minutos, aquel dia que me acerqué por la Ciudad Deportiva a dejarte una camiseta de la Peña Andrés Palop, ese que tú y yo admiramos, así que las palabras que aquí expongo no son por amistad, son palabras de un sevillista, como tú, que quiere lo mejor para su equipo, como tú.
Y como quiero lo mejor para mi equipo me indigno cuando veo que a una auténtica perla de la cantera, esa de la que nos hartamos de darnos golpes en el pecho mientras gritamos "sangre de nuestra sangre", no han sido capaces de darle la oportunidad, ya no de demostrar la enorme valía que tienes, porque la has demostrado, sino es que no te han dado la oportunidad ni de equivocarte. Me indigno como se indignaron los que vieron regalar a Carlos Álvarez para traer a un tal Hannibal Mejbri. Me indigno porque se me vienen a la mente mil razones para que estas cosas pasen en un equipo que presume en su Ciudad Deportiva de formar a campeones del mundo, que siempre ha presumido de cantera. Me vienen a la mente mil razones y con cada una me cabreo más.
Estoy convencido de que tu momento llegará, que demostrarás tu enorme valía en una posición muy complicada. Solo espero que la vida te devuelva todo el esfuerzo que has hecho para llegar hasta aquí, que la vida te ponga en manos de alguien que te valore o que al menos te dé la opción de equivocarte.
A mí me siguen pareciendo muy pocos los minutos que te han dado esta pretemporada, a mí me sigue pareciendo que alguien tenía la decisión tomada sin haberte visto ni con los guantes puestos. Yo sigo queriendo verte, yo estoy deseando verte triunfar. Mientras llega, cabeza alta, trabajo, trabajo y trabajo. Lo has dado todo por mi club, lo has dado todo por tu club. Ojalá algún día todo te sea devuelto.
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